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Mostrando las entradas de septiembre, 2013

Reminiscencia

Este costado esta lleno de heridas que ya no sangran. Tomá una lanza, escogé bien las palabras y dejá que el piso se manche. Ahora mi costado esta lleno de heridas mudas. En la sangre seca se repite de algún modo un lenguaje que ya no existe.

Atrapar un pez

Debí nacer pescador pero lo que sé de los barcos es por la memoria de mi abuelo. En ella el mar dependiendo desde donde estemos es infinito o es un charco. Siempre fuiste un gigante hasta que ya nunca más pudiste ponerte de pie; te convertiste en un hombre más pequeño e infinito al mismo tiempo. Vos decías que existe algo como un mar entre las personas; pero el día que te enterramos yo intenté cruzar ese mar y fue inútil. Todavía tiro los anzuelos en otro tipo de aguas mientras nuestra memoria sigue llena de redes y peces.

La llamada

Mi perra va al bosque y desde la distancia escucho como le ladra a los otros animales. Luego regresa a su plato, al agua del tubo y a las almohadas tibias. Yo le cierro la puerta para que no salga durante la noche. La perra siempre esta inquieta y mirando la oscuridad se refugia en mis manos. Es un animal domestico que nunca sabrá lo que es ser libre o salvaje.

Los pájaros golpean

                                 para Marce y Gustavo La ventanas de la casa son una trampa para los pájaros. No sé por qué los confunde el vidrio. Salgo, recojo uno de los cuerpos y en una loma abro un hueco pequeño. Cuáles son las palabras que merece un animal libre confundido por un reflejo. Otro pájaro golpea en otro lugar esta vez. Pienso en el saldo y la cuenta con el banco, en la pastilla para dormir, en el domingo y los partidos de fútbol. Un reflejo aún más grande hace que de alguna manera  entienda a esos pájaros  que rodean mi casa ya bajo tierra.

Anti poética

La primera derrota es contra el ansia; el animal enfermo que hace visceral lo que no existe en las palabras. La segunda y la tercera son las palabras mismas, su peso, su ancho, su fijación en el oído medio. Las otras derrotas no es necesarias contarlas. Bajo la cabeza, trato de estar quieto: una herida invisible hace que agonice y escriba.

Ciudad

Un llanto un llanto de mujer interminable, sosegado, casi tranquilo. En la noche, un llanto de mujer me ha despertado. Primero un ruido de cerradura, después unos pies que vacilan y luego, de pronto, el llanto. Suspiros intermitentes como caídos de un agua interior, densa, imperiosa, inagotable, como esclusa que acumula y libera sus aguas o como hélice secreta que detiene y reanuda su trabajo trasegando el blanco tiempo de la noche. Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto, hasta los solares donde se amontonan las basuras, bajo las cúpulas de los hospitales, sobre las terrazas del verano, en las discretas celdas de la prostitución, en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas, con el tibio vaho de ciertas cocinas militares, en las medallas que reposan en joyeros de teca, un llanto de mujer que ha llorado largamente en el cuarto vecino, por todos los que cavan su tumba en el sueño, por los que vigilan la mina del tiempo, por mí que lo e

El sabor de la sangre

Vos mordés mi mano dejando cerrados los ojos para luego mirarme desde una distancia parecida a la que un animal encuentra a sus presas. En el dorso de la palma quedan la marca de tus dientes, saliva en sus costados y un par de gotas de sangre. Debés saber que no es solo en mi mano donde está la herida y si te pregunto en voz baja qué pasa en tu boca es para fingir, dar dos pasos hacia la sombra; desaparecer en silencio.

Cuarto sin jardín

Dejá la puerta abierta; que la lluvia golpee con su fuerza y llene de agua la entrada al cuarto. Permitime imaginar en esa oscuridad la huerta que no he plantado, a los animales que no la habitan y las horas que no he gastado arrancando las malas yerbas del orégano, de aquella maceta vacía; de mi propio pecho.

Animal Salvaje

Escuché un pájaro en el otro cuarto. Uno pequeño que tal vez ha quebrado el vidrio de la ventana y está desangrándose en este momento. Pero ya no escucho nada. La puerta sigue cerrada y en mi cabeza, al otro lado, un animal salvaje se encuentra entre la vida y su muerte. La puerta sigue cerrada y en mi cabeza la muerte es solo eso: un animal salvaje que no tiene otra salida.

Aeropuerto en Barajas

(Incandescencia) Así que vos pasás y del aire bajan calcinados los aviones de papel de mi infancia. De esas cenizas algo intenta elevarse. Algo parecido a las palabras dichas que no se van a repetir nunca. Vos olés a gasolina y el cielo es una entrada gris a países que no conoceremos juntos. Por eso son peligrosos estos acercamientos. Las frotaciones en medio de un ambiente inflamable. Los pensamientos como una llama oscura y turbia. Vos pasás y todo lo que esta detenido no te busca ni te nombra; solo siento que el humo de una turbina, allá afuera sale de mi boca.