Bajo el letrero de reservado una mujer cansada encuentra lugar en la linea uno dirección observatorio. A su lado otra mujer más joven sostiene en sus regazos a una niña de casi un año de edad. La primera, la mayor, cierra sus ojos, parece pensar en su casa. La madre carga una mirada vacía. Entre las dos la niña se deja sorprender por los grandes botones del abrigo de una desconocida. Se inclina, estira sus manos, los roza con sus dedos. Durante el trayecto que separa a Juanacatlan y Tacubaya la niña se pierde en un reflejo mientras su madre la acomoda sola en un asiento. La primera mujer las olvida; intenta recordar que con sus ojos cerrados estuvo muy, muy lejos de este vagón ahora detenido.