Tratás de entender qué pasó. Te da la luz de la primera mañana y distorsionados, algunos momentos de la noche. Juntás las piezas, detectás los síntomas; la resequedad en los labios, el mareo, la levedad. Un punto en el pecho que arde. Es esto con lo que no podés. El eco de una palabra todavía en su boca que consume los restos de la casa.