1
No es nada esta poesía; sucia encomienda entre los sentidos. No es nada su amargo, su vicio salitre y de pescuezo duro. Mala, coja. Herida que se infecta todos los días para que las aves de rapiña recorran el aire.
2
Aquí estoy, encadenado a la piedra. Nunca supe que esto no es un juego.
Nadie leerá lo que la mierda oculta, lo que esta en las profundidades del abismo.
Cuando llore mi madre y luego sonría como una idiota, mis palabras serán las piedras más absurdas de la noche.
3
El azar ha cargado palabras en mi revólver. El que ha disparado no he sido yo, pero si el del costado despedazado y sangrante. Los perros vienen de madrugada. Esta arma no sirve para ahuyentarlos; las veces que he muerto por confiar en ella.
Ahora que apunte a mi cabeza, que tosa su fuego oscuro, que acabe con todo de una sola vez.
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