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Mostrando las entradas de abril, 2012

La Antártida

Hoy te convine dormir sobre una cama de hielo. Tirarte en su ancho después de la ducha y dejar que partes desnudas de tu cuerpo se adhieran a esa superficie. Que en tu frente converjan los meridianos y sea tu país el más astral en el mapamundi de la tristeza. Abrí un espacio para el cadáver de tu perro y el canto de un canario enjaulado entre tus manos. Oí que canta a pesar del frío; que ladra a pesar de la muerte. Reite vos, a pesar de estar acostada sobre un continente hecho de escarcha.

Le dice un padre a su hija

Que nunca te enfrentés a ese tipo de fracaso, ni a las sábanas frías, ni a ese otro cepillo de dientes en el abandono. Nunca intentés tirar las cartas, el papel crepe que envolvía dulces ni la sombra de una mano debajo de tu almohada. Hay gente afuera repitiendose con dureza que han nacido solos y   que esa será su misma suerte en una cama de   hospital. Gente que cree en ese engaño y se abrazan a las almohadas como si ataran a un ancla. Que nunca te dejen sin un buenas noches amor te quiero. Repetilo amor te quiero. Están solos nada más los que se ahogan y dejan que ese peso los arrastre hasta lo más profundo.

Vivir sola

No te levantés asustada. Apagá la tele. Yo sé que has escuchado algo. Cerrá los ojos. Respirá rapidamente, sentí el sudor frío, la neblina en la parte alta de la cabeza. Otra vez, en el sótano, estás segura. Tomá el telefono. ¿a quién llamo? Dejá el aparato. Es tarde. Al otro lado de las puertas no hay nadie, nada; dejá que la estática en la pantalla te tranquilice. Abrí los ojos. Amanece.

Mujer y ducha

Habías creído en ello, la sensación de que la termo ducha controla también el clima del mundo. Y ahora querés salir de este baño de las seis pm; el agua se ha puesto fría. Pero antes ves un ojo en el desagüe, un ojo imaginario como cualquier otro ojo imaginario que te ha asustado por las noches. Estas desnuda, leve y volátil. No entendés, por qué tendrías que hacerlo. Te acostumbras a la temperatura. Decidís lavarte por fin el pelo. Algo hierve en alguna parte de la casa.

Contra el mar

Esta es una de esas noches, un foco enorme se suspende sobre el océano mientras espero que el agua llegue a los tobillos y me despegue de estos pensamientos. Lo que me separa del mar son elementos tan frágiles como la piel, tendones y unos tantos huesos. Eso que ruge es el vacío mismo, millas de nada que intentan succionar la costa como una gran lengua; una profundidad que nace en el pecho y se extiende hasta donde puedo ver que acaba mi propia razón. Esto es absurdo y miento si no digo con toda convicción de que no soy único. Lo único verdadero de mi conciencia es la arena, la sal y la tierra. Porque sé que ese foco enorme es una gran piedra que refleja la luz de otra piedra no me he vuelto loco; el mar que me calla y hace insignificante espera a que llegue flotando algún día por deseo propio.

Kitsch autobiográfico

tengo un cementerio en la boca palabras que estiran sus manos y balbucean pesadamente siento en la garganta los huesos de alguna frase que he dicho más de dos veces y sus flores y las lápidas y todas los acentos que ahora terminan en espacios en blanco a veces el idioma puede ser algo muerto o algo que se muere pienso mientras algo sepulta las palabras más tristes del diccionario debajo de esta lengua