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Mostrando las entradas de 2013

Autosugestión

La corriente. La piedra. La luz que calienta el agua. Tu mano en otra mano que ahora es aire o viento. Tu mano buscando en el vacío solo para encontrarse con otra parte de tu cuerpo. La luz que irrita tus ojos cuando los volvés a abrir. La corriente en tus dedos. La piedra debajo de ellos. Todo ha pasado mientras respirás. Sigue su curso, vuelve a su lugar en la memoria.

Quedarse

Se quiebra la luz en el parabrisas. Se quiebra una hoja bajo el viento que también se quiebra. Parte de su esqueleto viaja a 100 kilómetros por hora. El resto permanece en el camino.

Machuca

Soñemos con el rio. Con la música en el agua, dentro de las piedras, apagada en el viento. Con un pez azul que brilla mientras se mueve. Uno pequeño en tus piernas. Lleno de mercurio. Soñemos con tus manos y las mías. Con las cosas que flotan corriente abajo. Una hoja, tu pelo, el reflejo del cielo. Soñemos con eso y no despertemos nunca.

Sad song

"tried so very hard shows just how wrong you can be" Lou Reed Me acerco a vos para llevarte a la sala. Estas son las ventanas: un árbol, el viento, una acera. En una esquina acciono un amplificador. A vos algo te alcanza pero no me doy cuenta. Juntas las manos, te palpitan un poco. No sé de dónde regresás cuando te llamo por tu nombre. Debajo, atrapado por la música que se calla, escuchamos llorar a este silencio.

El primer miedo

La vi abrir una puerta. Gritar. Llevarme en brazos para que en el patio los dos nos dejáramos caer de rodillas. Aprendí a cerrar los ojos. Llorar quedito entre el padre nuestro y el ave maría. Mi madre me juntó las manos. Me acercó a su pecho. Un movimiento fuerte se extendió en su cuerpo; un temblor que todavía hoy se repite en el mio.

Cautiverio

No mirés las rejas en las ventanas. No dejés que tu corazón sienta alguna presión por culpa de las facturas o el sillón donde el vació tiene un nombre que ya olvidaste. No te dejés tentar por los catálogos ni los anuncios. No te ahogués en ese llanto que no sabés bien de donde viene. No te culpés porque la hija del vecino ha cumplido tres años hoy; porque tu perro murió atropellado y ocultaste sus cosas en un armario. No tengás remordimiento, no guardés los antibioticos, no olvidés de poblar más tu vida que tu casa. Salí. Nadie te espera. Que eso no te detenga nunca.

Faquir

Han pasado algunos meses desde la primera vez que subieron juntos al metro. Ella de alguna manera se ha encariñado con la más pequeña del albergue; tiene en la mirada algo que intimida a la gente. Él extiende un paño lleno con pedazos de botella. Luego camina de un lado a otro mientras enseña las cicatrices de su espalda. Ella lo sigue una vez. Extiende su mano, habla recorriendo las líneas en el piso. Las tres veces que él golpea el paño, pequeños vidrios manchados de algo parecido a la sangre caen a los pies de los pasajeros. La niña se asusta y empieza a llorar. Ella le dice algo al oído que la hace callarse rápidamente. Al abrir de nuevo las puertas la sangre ya se ha secado; y las lágrimas, y las líneas en sus manos.

N1973 8:20 pm

Bajo el letrero de reservado una mujer cansada encuentra lugar en la linea uno dirección observatorio. A su lado otra mujer más joven sostiene en sus regazos a una niña de casi un año de edad. La primera, la mayor, cierra sus ojos, parece pensar en su casa. La madre carga una mirada vacía. Entre las dos la niña se deja sorprender por los grandes botones del abrigo de una desconocida. Se inclina, estira sus manos, los roza con sus dedos. Durante el trayecto que separa a Juanacatlan y Tacubaya la niña se pierde en un reflejo mientras su madre la acomoda sola en un asiento. La primera mujer las olvida; intenta recordar que con sus ojos cerrados estuvo muy, muy lejos de este vagón ahora detenido.

La facultad del habla

Tomemos de las palabras su desacierto y su certeza. El lado débil, áspero, el inconsciente. Las palabras que se marchitan en la boca, las que vuelven a la vida por la saliva y el acento grave de la sangre. Volvamos de las frases sin su carga. Tapá mi boca, tu boca. Liberemos esta incomodidad para callar, para abrazar lo que saben pronunciar mejor las manos. Tomemos las palabras y apartémonos de su dolor, su alegría, su pena. Que nos quede nada más un gemido, un arrullo; el cuerpo como un animal indefenso.

Sobre el pánico

A vos te gustaría deshacerte de tus ojos, ir entre las paradas y los autobuses reconociendo de sus caras solo figuras oscilantes que luego se desvanecen. Buscá entre esas sombras algo más cierto que ese millón de personas cruzando una ciudad que se va quedando vacía. Algo más cierto que la falta de aire, la leve sudoración en las manos y el vidrio opaco desde donde ves al mundo.

Ser salvaje

Abrí las jaulas. Quitá uno diez cerrojos. Secá el estanque, que esa agua regrese por el desagüe al mar. Que el aire se lleve en el oxido las mallas metálicas; dejá que suceda. Poné un pie desnudo en la tierra, una mano en las olas, el lomo en la hierba y el hocico contra el viento. Todo eso te pertenece y a la vez no. Pero esta es tu alegría: una agitación en el pecho que nace de un eco hace millones de años y te hace sentir por fin con vida.

Mar de la Lluvia

( Mare Imbrium ) Una voz desde tu boca hace que la lluvia parezca eterna; una cortina en la que estás en tu forma más borrosa. Es esta la distancia que hemos escogido, los pasos y los charcos que sin alejarnos nos separan. Escuchá, esos golpes diminutos en el suelo saben explicarse mejor que nosotros dos.

Asociación libre

El sueño en el que una calavera de un animal amanecía en tu cama. Ese que recordaste cuando caminabas y veías en tu sombra cosas que no sabemos nombrar. Te detuviste tratando de dar a todo esto un significado. Las nubes hicieron que tu sombra fuera otra vez concreto. Pero vos detenido, con una sensación de ahogo te fijaste en que el próximo paso es incierto, la siguiente respiración. El sueño, la calavera de un animal que tomaba tu cama y se reía; se ríe.

Posesión

Los animales se encuentran. Hay algo de plaga cuando uno se sube sobre el lomo del otro, tomando el dolor y una forma de placer que los asfixia. Casi sin aire se roban mutuamente el aliento. En sus ojos aparece una nueva forma de temor; ven en el otro a la muerte. Los animales se encuentran. Los animales se buscan. Los animales se padecen para luego extinguirse.

Reminiscencia

Este costado esta lleno de heridas que ya no sangran. Tomá una lanza, escogé bien las palabras y dejá que el piso se manche. Ahora mi costado esta lleno de heridas mudas. En la sangre seca se repite de algún modo un lenguaje que ya no existe.

Atrapar un pez

Debí nacer pescador pero lo que sé de los barcos es por la memoria de mi abuelo. En ella el mar dependiendo desde donde estemos es infinito o es un charco. Siempre fuiste un gigante hasta que ya nunca más pudiste ponerte de pie; te convertiste en un hombre más pequeño e infinito al mismo tiempo. Vos decías que existe algo como un mar entre las personas; pero el día que te enterramos yo intenté cruzar ese mar y fue inútil. Todavía tiro los anzuelos en otro tipo de aguas mientras nuestra memoria sigue llena de redes y peces.

La llamada

Mi perra va al bosque y desde la distancia escucho como le ladra a los otros animales. Luego regresa a su plato, al agua del tubo y a las almohadas tibias. Yo le cierro la puerta para que no salga durante la noche. La perra siempre esta inquieta y mirando la oscuridad se refugia en mis manos. Es un animal domestico que nunca sabrá lo que es ser libre o salvaje.

Los pájaros golpean

                                 para Marce y Gustavo La ventanas de la casa son una trampa para los pájaros. No sé por qué los confunde el vidrio. Salgo, recojo uno de los cuerpos y en una loma abro un hueco pequeño. Cuáles son las palabras que merece un animal libre confundido por un reflejo. Otro pájaro golpea en otro lugar esta vez. Pienso en el saldo y la cuenta con el banco, en la pastilla para dormir, en el domingo y los partidos de fútbol. Un reflejo aún más grande hace que de alguna manera  entienda a esos pájaros  que rodean mi casa ya bajo tierra.

Anti poética

La primera derrota es contra el ansia; el animal enfermo que hace visceral lo que no existe en las palabras. La segunda y la tercera son las palabras mismas, su peso, su ancho, su fijación en el oído medio. Las otras derrotas no es necesarias contarlas. Bajo la cabeza, trato de estar quieto: una herida invisible hace que agonice y escriba.

Ciudad

Un llanto un llanto de mujer interminable, sosegado, casi tranquilo. En la noche, un llanto de mujer me ha despertado. Primero un ruido de cerradura, después unos pies que vacilan y luego, de pronto, el llanto. Suspiros intermitentes como caídos de un agua interior, densa, imperiosa, inagotable, como esclusa que acumula y libera sus aguas o como hélice secreta que detiene y reanuda su trabajo trasegando el blanco tiempo de la noche. Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto, hasta los solares donde se amontonan las basuras, bajo las cúpulas de los hospitales, sobre las terrazas del verano, en las discretas celdas de la prostitución, en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas, con el tibio vaho de ciertas cocinas militares, en las medallas que reposan en joyeros de teca, un llanto de mujer que ha llorado largamente en el cuarto vecino, por todos los que cavan su tumba en el sueño, por los que vigilan la mina del tiempo, por mí que lo e

El sabor de la sangre

Vos mordés mi mano dejando cerrados los ojos para luego mirarme desde una distancia parecida a la que un animal encuentra a sus presas. En el dorso de la palma quedan la marca de tus dientes, saliva en sus costados y un par de gotas de sangre. Debés saber que no es solo en mi mano donde está la herida y si te pregunto en voz baja qué pasa en tu boca es para fingir, dar dos pasos hacia la sombra; desaparecer en silencio.

Cuarto sin jardín

Dejá la puerta abierta; que la lluvia golpee con su fuerza y llene de agua la entrada al cuarto. Permitime imaginar en esa oscuridad la huerta que no he plantado, a los animales que no la habitan y las horas que no he gastado arrancando las malas yerbas del orégano, de aquella maceta vacía; de mi propio pecho.

Animal Salvaje

Escuché un pájaro en el otro cuarto. Uno pequeño que tal vez ha quebrado el vidrio de la ventana y está desangrándose en este momento. Pero ya no escucho nada. La puerta sigue cerrada y en mi cabeza, al otro lado, un animal salvaje se encuentra entre la vida y su muerte. La puerta sigue cerrada y en mi cabeza la muerte es solo eso: un animal salvaje que no tiene otra salida.

Aeropuerto en Barajas

(Incandescencia) Así que vos pasás y del aire bajan calcinados los aviones de papel de mi infancia. De esas cenizas algo intenta elevarse. Algo parecido a las palabras dichas que no se van a repetir nunca. Vos olés a gasolina y el cielo es una entrada gris a países que no conoceremos juntos. Por eso son peligrosos estos acercamientos. Las frotaciones en medio de un ambiente inflamable. Los pensamientos como una llama oscura y turbia. Vos pasás y todo lo que esta detenido no te busca ni te nombra; solo siento que el humo de una turbina, allá afuera sale de mi boca.

Aeropuerto en Domodedovo

(Las terroristas Amanta y Roza Nagayeva) Afuera caen los aviones. Se deslizan del aire a una pista de hielo que no existe. En el cielo su fuego es una flor diminuta convirtiéndose en humo para siempre. De mi corazón escucho una música lenta, que me hace recordar lo que vos me prometías al ver las montañas. ¿tendrá algo de tu sangre su nieve? Ya salgo hermana, esperame; este taxista no sabe que me condena a muerte. ¿tendremos un lugar, arriba, para escuchar como llora al reconocer mi rostro, mañana, en las noticias?

Aeropuerto en Newark

(nuestros muertos) Te sentás en una mesita. No pensás, no  dejás que te afecte. Pero del borde algo se cae y desaparece en la alfombra que pisan los extraños, dos, tres mil días al año. Cojés el café, ese agua rancia para ser exacto y flota en su aire un ardor expansivo por tu pecho. Te levantás de la mesa. Dejás de pensar. En esas grandes ventanas descubrís todo cubierto de nieve y empezás a escuchar a todas esas personas en transito, intercalando países, desconociéndose mutuamente hasta que llegan a una casa que hacen propia con el pasar del tiempo. Ves en ese pensamiento una familia al fondo de un pasadizo en otro aeropuerto más pequeño. Casi nadie llora, solos vos y un hombre, otro extraño. El recoge una billetera de una alfombra y adivina en una de sus fotografías a otra familia que también se encoge con el pasar del tiempo.

Caer bajo la noche

Alguien que grita es sobretodo, una capa de nervios deslizándose por la noche. Eso que escuchás y que te toca desde los extremos de la oscuridad es algo roto, sin rostro, con la voz deforme pasando por una garganta. Un grito hace eco dentro de cualquier cuerpo; por eso temblás y muy dentro de vos, el grito se repite en el escalofrío que se revuelca por la espalda, la cama, el vidrio de las ventanas. Mirás hacia la nada, bajás las cortinas, llevás al silencio a otra parte. Pero alguien que grita, que vuelve a gritar y que se ahoga en su propio grito hasta callarse es, por sobre todas las cosas, alguien que se desliza por la noche hasta romperla.

Temporada

vos abrís siempre el buzón buscando escribir una carta tanteás en las ventanas ese olor que del sándalo ella solo recoge una gota de perfume con un abrazo en la noche para que en otro cuarto se extienda sobre un cuerpo que lo espera vos la llamás murmurando para que la saliva le toque los parpados y el tímpano vos tendido en una cama en la que no pasa el tiempo pero si su sombra que se repite aunque sea mediodía y todavía no exista vos con la copia de las llaves de un casa pensando cuando vendrá de visita

Jet lag

En un aeropuerto en Newark un carterista saca de un bolsillo los restos de su infancia. En un aeropuerto en Domodedovo el ruido atormenta por las noches al único taxista del mundo que toca su pecho como si se tratase de un violín. En un aeropuerto en Alajuela mi tío todavía se despide sabiendo que es la última vez que va a verme caminar por ese pasadizo. En un aeropuerto en Barajas vos escuchás mi nombre como si fuera parte de una pesadilla, un eco que se desvanece en las bocinas del sistema de comunicación internacional. En un aeropuerto en Cuzco alguien sube unas escaleras eléctricas pensando en todas las manos que sobre la baranda encontraron tristeza. En un aeropuerto en Managua el calor le seca la boca a los pájaros y los hace arrastrarse por el asfalto hasta cocinarse. En un aeropuerto en Heathrow unas valijas son abiertas y en vez de una bomba lo que estalla es una cajita de música. En un aeropuerto de Comalapa un avión despega vació y eso me hace pensar en las n

Tu Nombre Sobre Mi Nombre

Y espero que te olvides mi nombre. Yo quería que toda la noche, con un nombre en la boca, no nos dejáramos hablar sin un pulso entre la piel y el aire. Que toda la noche una lámpara en la cama nos hiciera ceniza. Con un nombre en la boca, a mordiscos, el viento nos deshiciera hasta el río. Yo quería el día, el sol buscando algo entre nuestros cuerpos. La sombra que se proyecta contra el suelo aún dormida. Que correr las cortinas fuese algo imposible. Que con los nombres en la boca escapáramos del trabajo, del niño que grita en el otro cuarto, del incendio en mi cabeza. Yo quería toda tu noche, los besos ahora invisibles. Un nombre en mi boca que se desliza en el vacío.

asunción

ella esta quieta su piel ha estado dormida ahora se envuelve con el aire y flota ella arde y se eleva su piel es transparente consume el aire y se extingue la ceniza cae y escucho su nombre el cielo en mi boca esta encendido

cuánto duran las cosas congeladas

los cubos de hielo caídos en el piso la harina refinada el azúcar en polvo los platos biodegradables en la basura los botones que se quedan entre los almohadones del sillón la comida que una madre deja en una bolsa con cierre mágico el efecto de las pastillas que a veces se activa en la medula espinal el linóleo el desinfectante la leche los cosméticos cuánto duran esas cosas una sobre otra en el rincón de una nevera sin electricidad

Suspensión

El agua recuerda el calor que el disco de tu primera cocina llevó a sus entrañas. La temperatura del río en el que te besaron las manos y temblaste como una hoja en el aire. La cantidad de sal y la cantidad sed con la que nos acostamos los días sin compañía  ni lluvia. Y el agua sabe a tus años, a la saliva en tu boca, a la parte de tu respiración que es neblina. El agua que va al mar, el agua que regresa; el animal atrapado entre los reflejos en la ventana.

16.000 cerdos muertos

Hay un cerdo que flota en el rio más importante de Shangai. Sus orejas y su espalda sobrepasan la linea del agua; es un submarino muerto que se expone a la descomposición. Al otro lado del mundo el fuego parece no acabarse. Las cosas en el no pueden permitirse tal cosa como la flotación; lo que quede afuera de las llamas tendrá partes marcadas por la ceniza. Cuando ese cerdo llegue al mar todo lo que ves será reducido a escombros. El animal estará hinchado, y la naturaleza hará su parte deshaciendo su cuerpo. Ya nadie vivirá en estos campos. En el espacio en el que estaba tu casa crecerán los arboles. La carne es más débil que la vida.

El oeste se quema

El Oeste by Helado Negro on Grooveshark “hay humo pero no lo ves” Helado Negro Yo estaba ese día; la mañana, el cielo como una canción débil y cada persona abatida dentro de su memoria. Suena intangible como un nombre de pila y los apellidos de padre y madre conservando el número de identidad que ya  nadie porta. Escuchábamos esa música triste; los nombres y los números lo son. Nos vemos reducidos y los que hablan se cortan la lengua con el viento. Que mecanismo peligroso es la tristeza. Creo que también sentís la forma en que falla nuestra conversación. También te sabe la boca a nada. Al cerrar los ojos volvemos más viejos a esa misma mañana. Yo estaba ese día casi enfermo y vos cargaste con la mayor parte del peso. El cielo es una canción triste que sabe nuestros nombres. Veo todavía nuestras sombras volando como ceniza por todo el aire.

Lamento Maya hacia Hunab Ku

Werner Herzog y David Cruz. 6 de Marzo. Invitad@s.

Presentación de La disección de una casa

6 de marzo. 7:30 pm. Lobo Estepario. Evento en Facebook

La Caída

1 Una grúa construye. Una que se hace en el fuego cuando alcanza el cableado publico. En su gran sombra no se pueden ver las llamas. 2 Hombres diminutos bajo ese desastre, corren. Otros se limitan a ser parte del caos. Hombres diminutos que piensan en el almuerzo sin terminar. 3 Una grúa golpea el suelo. Es un tipo de música que enloquece al vecindario. El silencio no se rompe, solo se quema. 4 En la noche el incendio es un nuevo panorama: por sobre la colina el viento sopla y la gente diminuta se limpia la ceniza como si fuera parte de un sueño.

15,000 years ago

Es porque no estás que le sobra agua a mis platos y vienen las mañanas en silencio; el rumor lejano de otros animales se confunde con las maquinas que trabajan al frente de la casa. Pasan los días y sigo sin mover las cosas que aún te pertenecen. De alguna manera vos regresás cuando dejo de verlas y esa alegría me hace pensar que esta es todavía nuestra casa. Pero es porque no estás que también me sobra la comida y los abrazos. Y cuando algo aúlla en la noche una cosa en mi pecho se revuelca con cansancio. Porque no estás a esa cosa la llame vacío; así como la pude haber llamar frío, tristeza, niebla.

Caida libre

alcanzá a nadie soña con nada decí muchas veces cosas que acaben y empezá de nuevo cosas que acaben y terminá por fin como si no intentaras llegar ni perdonarte soña sola tomá en tu mano ese vacío que nunca ese vacío nunca se alcanza

Las sombras

A este hombre   la mujer con la cual ha compartido su vida le demanda lavar los platos de la cena. Siente: ella ya no viene hacia mi de la misma manera.   Abre la llave y deja que el agua se escurra por el drenaje. Un hombre que después se detendrá bajo la ducha recordando la primera vez que esa misma mujer se desnudó en una cama para que la acompañara. Ella ya no es una llamada, ni una urgencia; solo un eco rondando las habitaciones   vacías en las que sus ropas siguen tiradas por el piso.

Velocidad de escape

1 Lo único que encuentro en tu boca es un abismo; puntos diminutos en esa noche en la que nunca amanece. 2 Están las palabras en el aire. El viento sopla y eso de alguna manera rompe con el silencio. En tu boca   lo que se pronuncia aun no toca el fondo. 3 Cerrás los ojos. Las cosas caen apagándose en la oscuridad. Ya no decís nada. Amanece y el sol es negro y vació.