Ir al contenido principal

Aeropuerto en Newark


(nuestros muertos)


Te sentás en una mesita. No pensás, no  dejás que te afecte.
Pero del borde algo se cae y desaparece en la alfombra
que pisan los extraños, dos, tres mil días al año.
Cojés el café, ese agua rancia para ser exacto
y flota en su aire un ardor expansivo por tu pecho.
Te levantás de la mesa. Dejás de pensar.
En esas grandes ventanas descubrís todo cubierto de nieve
y empezás a escuchar a todas esas personas en transito,
intercalando países, desconociéndose mutuamente
hasta que llegan a una casa que hacen propia
con el pasar del tiempo.
Ves en ese pensamiento una familia
al fondo de un pasadizo en otro aeropuerto más pequeño.

Casi nadie llora,
solos vos y un hombre,
otro extraño.

El recoge una billetera
de una alfombra
y adivina
en una de sus fotografías
a otra familia
que también se encoge
con el pasar del tiempo.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

El blog como herramienta crítica del escritor

por William Eduarte willaseb@racsa.co.cr http://lagangrena.blogspot.com/ Yo tengo un blog. Mi blog, al que por lo menos le he sido fiel desde que empecé a escribir en medios virtuales es La Gangrena. Ya son casi cuatro años, 279 entradas, algunos comentarios; pero no voy a mentir, soy un blogguero promiscuo. En estos momentos tengo tres blogs, uno para cada atmosfera creativa. Durante este tiempo además, me ha dado por abrir y cerrar estos espacios, inventando nuevos de acuerdo al tema o a la necesidad del momento. Así he pasado por satancons, zoovenir, losmirosinquerermirar, etc. En su mayoría de corta duración y con propósitos bastante concretos: postear textos míos y lograr la distancia suficiente para trabajarlos. Tal vez al principio tenía una necesidad de retroalimentación, ya sea mediante los comments de otros bloggeros o la falta de los mismos. Pero conforme fui experimentando con la herramienta descubrí que este modo de auto publicación virtual lograba separarme realmen...

Duermevela

  a la entrada del jardín esta el aire tímpanos que vibran al final de la noche poco a poco todo son colores que florecen de la oscuridad algo en tu voz me hace sentir que aún no despierto

Russell museum

The cleaning lady te saluda cada vez que te encontrás con ella en las salas cada vez más blancas y llenas de gente. Bajás por un té y ella casualmente también está ahí, en busca de una silla para vos porque el lugar está lleno. -Yo no sabía que los museos podían ser esto. Pensé que estaban llenos de cosas viejas- te dice la seño de ojos almendrados, de arrugas azules y voz de terciopelo. Vos tampoco sabías que el arte es una señora de limpieza que te invita a tomar asiento cuando no hay ningún espacio en ninguna sala.