Primero cogés el aparato. Decís: voy a limpiar la memoria del teléfono. Empezás con las fotografías; con las que te han enviado, con las que vos mismo tomás. Pronto te descubrís solo viéndolas. Las fotografías una por una. Eliminar es una palabra muy pesada para ser usada a la ligera. Por eso ahí te quedás, quieto, casi sin fuerzas. Esperando que todo se apague.