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Mostrando las entradas de noviembre, 2012

1:15

Esperá, estoy corriendo. Esperá, como espera mi cuerpo en la mitad de la noche ante el vacío. Voy hacia vos desde las cosas que caen, voy hacia vos desde los estallidos, las sirenas, los segundos. Esperá. No siento las manos.

1:12

Siento el ahogo. Una mano invisible se estira dentro y me saca las palabras. En  mi casa hay un montón de espejos que gritan. Todos  con el mismo silencio.

Lo último

1:11 Una ventana se mueve, también la puerta. Salgo apenas. El espejo se desliza y rompe el tomacorrientes. No creo que lo reparen.   En mis pies veo vidrios que me miran como en un caleidoscopio. Las escaleras se mueven y gota de sangre se seca en mis pies.   Afuera una grúa gigante oscila. Los vecinos están en silencio. No me acuerdo del nombre de la mujer que me señala el cielo.   No sé exactamente las veces que me ha   saludado al borde de su puerta; supongo que han sido muchas. Las suficientes. 

Dismnesia

para Gaby y Sofia, hoy. Todo tiene un nombre que se aleja.   Un costado entre la casa de tus padres y el barrio donde vivís ahora mismo. Esas paredes de blanco que no son propias, tan llenas de imposturas y capas de esmalte.   Todo   toma su distancia.   El degradado de la bombilla que sobre el jardín te hace sentir que algo te espera.   Esas plantas que han sobrevivido más generaciones de inquilinos que bombillas, estaciones de lluvia y las alarmas a cuatro calles de esta. Todo.   Los vecinos,   sus perros, los diferentes nombres en los servicios básicos cada mes, las señales, las puertas. Todo. Hasta que un día llamás a lo lejano memoria, a la distancia recuerdo.   Lo que te sobreviven son solo cosas que ya no son ciertas.