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Mostrando las entradas de 2014

Lo que dicen las heridas

Entiendo algunas cosas: que la sangre es roja porque hay algo que siempre se oxida en nosotros. Por eso cuando la gente se ahoga, se van poniendo azules y lejanos. La sangre necesita del aire para ser sangre. Si fuera más liviana, un pequeño corte la haría volver al viento. Lo que hace pesada a la sangre es el corazón. Es en este músculo donde se le pega la duda, donde ya no sabe que es mejor. Y aunque siga intentando salir su destino esta marcado; la sangre seca muere como cualquiera de nosotros.

Estrella fugaz

El cielo es la cobija que puse ayer entre las sillas para hacer una casa. Me han dicho que el sol es una estrella. ¿entonces por qué es redondo? Si dibujo las estrellas redondas nadie va a entender que la noche esta llena de ellas. No había ningún sol entre las sillas y la cobija azul. Por más que lo intente la lampara seguía cayéndose del hilo que le puse. Acabo de acordarme de eso y pedí un deseo.

Útero

la luz se abre es esa una nueva forma de herida en la ventana lame despacio y encuentra las cosas llenas de sombras afuera el movimiento terrestre nos hace girar sobre nuestro propio eje adentro la luz se abre y se cierra sobre las paredes de alguna manera eso es todo lo que existe para nosotros

Baño de centro comercial

Es todo lo que esperás de una experiencia aséptica. El azulejo mantiene su orden. La naftalina. Las ventanas que abiertas, dejan que la bulla de la calle acapare la acústica del cuarto. Pero te mirás a vos mismo, vos hecho de carne. La gran maquina de segregaciones viscosas. Ese es el olor de tu propia orina. Caminás en el espejo y te lavás dos veces: la primera sin ver al espejo, la segunda despacio, dándote cuenta. El grifo queda abierto unos segundos de más. No sabés cómo secarte las manos.

Empañar una pantalla

Primero cogés el aparato. Decís: voy a limpiar la memoria del teléfono. Empezás con las fotografías; con las que te han enviado, con las que vos mismo tomás. Pronto te descubrís solo viéndolas. Las fotografías una por una. Eliminar es una palabra muy pesada para ser usada a la ligera. Por eso ahí te quedás, quieto, casi sin fuerzas. Esperando que todo se apague.

El canibal

Vení, le quiero hablar a tu cuerpo de la misma manera en que un hombre mutilado lo haría. Un hombre que se ha comido sus manos y no tiene más que su boca para acercarse a vos. Hagamos que este silencio se llene de saliva. No tengo otra extremidad más que mi lengua. Vení, quiero conversar con sus heridas y con su incertidumbre. Ahora que creo no tener mis manos acercá tu cuerpo para decirle que ya no podrá alejarse nunca.

Contar contra el cielo

Intentás soltar otra piedra pero esta no cae, flota. Te supera llena de una personalidad de nube. Vos que solo has cargado con todo ese peso la mirás sumarse a las otras. Esta piedra ha decidido abandonarte, arriba, mucho más arriba de vos mismo.

Aeropuerto en Managua

Tu cuerpo siempre fue habitado por un pájaro. Hoy te vas. Te imagino en el aire. Veo algo parecido a una silueta plateada en la tarde. Hace calor. Tomo de un vaso en el que el hielo se derrite. El agua sobrante hierve durante los últimos minutos del día. Todo mi peso se evapora y me deja anclado a la noche. El pájaro que te habita se hace ceniza y se posa en mi hombros, solo para volver a ser pájaro cuando amanezca.

Fukushima, mon amour

Todo el océano pacifico se ha vuelto peligroso, no lo dicen los japoneses pero hasta en el río Yukon brincan los salmones envenenados por la radioactividad. Por eso no quiero tener hijos. Los surfistas de california cazan sus olas mientras su piel se deshace bajo un sol cada vez más intenso. Por eso no deseo hijas. Las redes de los pescadores en el Golfo de México ahora son fluorescentes llenos de esqueletos. Por eso no quiero hijos. El único mar de El Salvador es una trampa mortal para los bañistas. Por eso no espero hijas. El marisco del Valle Central en Costa Rica, transportado por camiones y vendido en los mercados parecen atrapados en los charcos de Chernobil. Por eso no quiero hijos con hambre. La música de acordeón en Colombia, los barcos grandes en Perú, las arenas blancas de Chile son cargados diariamente por esa agua del Pacifico llena de isotopos. Por eso no quiero ni hijos ni hijas, porque fui parte de la última generación que no le preocupaba más un

Altitudes

Muy arriba, en la montaña los árboles se llenan de musgo. Un perro pasa con un pelaje grueso y rizado. Vos te ponés un abrigo y buscás un abrazo dentro de la noche en mi cama. Abajo, en la planicie los arboles están secos. Un lagarto cruzará siempre la tarde. Cómo serán tus manos desnudas en esa oscuridad, me buscarán de la misma manera que las mías con el calor asfixiante. Vos dormís. Mi cabeza se adelanta a los días y se pierde. Sin esperarlo una de tus manos me rodea. Esto es lo único real; dos cuerpos que se tocan sin ser vistos.

Dí Crí

El camino se extiende. Desde buena parte de la carretera el río nos persigue y se cruza debajo de nuestro transito. No sé a donde va el río, ni en cuál dirección se mueve el agua. Tampoco sé por qué eso me parece importante. Todo lo que fluye es así, algo sin explicación que es simplemente hermoso.

Cinco razones para un acantilado

i La fragilidad de la mano la rama que el viento no quiebra solo dobla poco a poco ii El reflejo en el agua es un eco que se expande y toca tu pecho iii El río casi se ha secado pero la forma de las piedras nunca olvida su cause iv Nos ha soplado la vida y muchas cosas han caído algo siempre crece donde la corriente termina v La  voluntad de la mano la rama que el viento dobla pero nunca se quiebra

El péndulo

La luz en tu cara hace que parezcás otra persona. De alguna manera así te sentís antes de reprimir lo que te ha hecho esta tarde. Te quedás con las últimas horas del día hasta que todo es una sola sombra. Vos y el mundo dan la espalda y algo se oculta bajo la noche para siempre.

Jaula

Escuchaste la noche. Hay algo de frío, algo del ruido de animales, algo de luz envuelta en la sombra. Pensás en el sereno que ahora cae y moja las cosas afuera. Te escuchás a vos mismo; ese frío te invade, ese murmullo de animal que trepa por la ladera y se pierde entre arboles. Sentilo como un grito en tu cuerpo que también se ha quedado atrapado.

Saudade

Vos no lo sabés pero dentro de la ternura habitan cosas que desconozco. Objetos que he perdido, retirados en la sombra; de un montón hecho un dolor pequeño y agudo. Vos no lo sabés porque la ternura es así, con brazos que se extienden llenos de cicatrices que a veces no parecen propios. Y uno todo puño sobre si mismo. Vos no lo sabés pero mi ternura tiene un nudo que me ahoga.

Distancias

Alguien cerca. Su respiración. Alguien en el viento contra la ropa y el dorso de los brazos. Sobre vos su pausa, su falta de pronunciación en la piel. Alguien lejos. Su paso. Este silencio que no llega a ser incomodo.

Depredación

El hombre come hombre pequeño. Al hombre se lo come uno más grande. Los hombres pequeños se juntan y en su rabia están todos los años, todo el dolor. El hombre grande se rompe en muchos muy, muy pequeños que se comen a rastras la tierra. Queda un vacío. Una ansiedad. Una especie de hambre que no se va a saciar nunca.

Apariencias

No es un reflejo lo que te sobrevive en el agua. Son las caras de los animales que se han asomado desde su más intimo lugar pensando ese no soy yo. Se han ido algo rotos. Desvaneciéndose en sus pasos. El agua a seguido su curso hecha un pozo en los ojos del mundo.

Paradoja

Lo ves en el bosque; en lo que deja su espacio y espera entre la tierra. De quién es la rama que cae, te preguntás. Vos, que le tenés un nombre al tiempo que pasa para que todo vuelva a ser parte del mundo. Vos no sos nada más que la rama en el aire.

Naufragio

"I'm a lonely man who's in the middle of something That he does not really understand"                                                          Paul McCartney He encontrado algo de arena en mis zapatos esta mañana. En ellos todavía se escucha al mar. Me los he puesto pensando que mis huellas las borra el agua.

El arco y la flecha

Todo pájaro no es el mismo más que dos veces: el primer y el último día que vuela. Nosotros desde la orilla también somos solo dos veces la misma persona: la primera vez que entendemos nuestro nombre y el día que por fin lo olvidamos.