Muy arriba, en la montaña
los árboles se llenan de musgo.
Un perro pasa con un pelaje
grueso y rizado.
Vos te ponés un abrigo
y buscás un abrazo
dentro de la noche
en mi cama.
Abajo, en la planicie
los arboles están secos.
Un lagarto cruzará
siempre la tarde.
Cómo serán tus manos desnudas
en esa oscuridad,
me buscarán de la misma
manera que las mías
con el calor asfixiante.
Vos dormís.
Mi cabeza se adelanta
a los días y se pierde.
Sin esperarlo
una de tus manos
me rodea.
Esto es lo único real;
dos cuerpos que se tocan
sin ser vistos.
los árboles se llenan de musgo.
Un perro pasa con un pelaje
grueso y rizado.
Vos te ponés un abrigo
y buscás un abrazo
dentro de la noche
en mi cama.
Abajo, en la planicie
los arboles están secos.
Un lagarto cruzará
siempre la tarde.
Cómo serán tus manos desnudas
en esa oscuridad,
me buscarán de la misma
manera que las mías
con el calor asfixiante.
Vos dormís.
Mi cabeza se adelanta
a los días y se pierde.
Sin esperarlo
una de tus manos
me rodea.
Esto es lo único real;
dos cuerpos que se tocan
sin ser vistos.
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