Es porque no estás que le sobra agua a mis platos y vienen las mañanas en silencio; el rumor lejano de otros animales se confunde con las maquinas que trabajan al frente de la casa.
Pasan los días y sigo sin mover las cosas que aún te pertenecen. De alguna manera vos regresás cuando dejo de verlas y esa alegría me hace pensar que esta es todavía nuestra casa.
Pero es porque no estás que también me sobra la comida y los abrazos. Y cuando algo aúlla en la noche una cosa en mi pecho se revuelca con cansancio.
Porque no estás a esa cosa la llame vacío; así como la pude haber llamar frío, tristeza, niebla.
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