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La Última Columna

Últimos, los cincuenta metros para llegar a casa. Ultimo, el abrazo antes de montarse al bus. Últimos los segundos del año viejo. Ultimo el hasta pronto cuando nos separamos. Últimos, los pasos en el aeropuerto antes de irnos. Ultimo, el olor a tabaco en la autopista. Últimos los amigos que se quedan en la vela. Ultima la moneda bajo la almohada por el último diente de leche. Ultima esta columna, este espacio que ha sido un intento por respondernos que es ser alajuelenses en épocas como esta; en que precisamente el girar de los tiempos y la maquinaria de la posmodernidad nos hacen revalorar lo que somos.

Bajo esta sensación, el fin de semana pasado me toco recorrer Alajuela desde Sarchi hasta Fraijanes. Fue una visión desde el terremoto, desde la baja general en el turismo y las exportaciones; es decir, a través del fantasma de la crisis económica en contraposición a los efectos palpables de una catástrofe natural en nuestra provincia. Gente durmiendo todavía en albergues mientras otras no saben si mañana van a tener trabajo. En esta especie de estado negativo son las mismas personas los puntos que nos hacen retomar un poco la esperanza, sea lo que sea que esto signifique.

En Fraijanes, exactamente en el restaurante Chubascos, se realizó una actividad que enlazo todos los gustos, sabores y patrones. Se llego a compartir, a dar y recibir, y sobre todo a ser gente entre la gente. Y es que es ahora que se necesita que la esperanza se convierta en acciones concretas y autenticas. Ya no son tiempos de egoísmos e individualismos; la vida nos está enseñando que solo en sociedad podemos afrontar estos problemas. Desde la solidaridad con una familia sin techo o una que empezando el año se queda sin su modo de sobrevivencia. Cada quien a su modo y a su manera, pero entendiendo que la solidaridad es a veces el valor humano más necesario.

Último y jamás, el sentirnos vencidos por las circunstancias.

William eduarte para el difunto suplemento "El Alajuelense" de lanacionencrisis

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