Ellas
se hablan entre los
pasillos.
No se han dado cuenta
que un cliente ha
entrado.
-80,
por eso tengo 43 dice
la más baja de las
mujeres
entre las camisetas
sin mangas
para hombres.
El
cliente hace un calculo rápido:
es 3 años mayor.
La segunda da dos
pasos
que la hace encontrarse
cerca de los
guardarropas;
ahí un hombre sostiene dos
piezas de ropa y
la espera.
Yo nací en el
84, piensa.
Esta mujer no dice
nada,
le da una ficha al
hombre.
En un reflejo
se
mira unos instantes
que le sirven para
compararse
con su compañera.
El cliente, que las ha escuchado,
hace lo mismo
dentro
de un espacio
lleno de espejos.
Se quita la camisa.
Trata de observar al
suelo,
evadir su torso
desnudo.
Las mujeres lo ven
salir.
Él las evade,
sientiendose
más joven y a la
vez más
viejo que ellas.
Los años tienen una
forma rara
de acumularse en los
cuerpos.
Ninguna prenda
le ha hecho
justicia.
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