La semana pasada me avisaron que el proyecto de cortometraje Suza, producido por Karina Avellan y Yacksiry Ramirez, dirigido y escrito por este servidor, gano el apoyo de ProArtes para su realización. Quiero compartir la carta de intención, ya que posiblemente sea una de los textos mas francos y dolorosos que los pueden acercar a este guión.
Cuando mi bisabuelo murió, yo presencié en un solo instante lo que en trece años nunca había visto: mis tías abuelas y mi bisabuela se deshacían en lágrimas tristísimas que ahogaban al resto de la familia. Lágrimas mudas de mujeres que no esperan que nada en la vida cambie. Lágrimas que como un barniz indoloro vuelven todo recuerdo en una presencia insepultable. Así fue como los siguientes años su casa mantenía vivo a mi bisabuelo a través de sus pertenencias. Víctor Campos tenía una cama que no ocupaba, un machete que no perdía su filo y mudas de ropa llenas de cloroformo. Yo nunca logre entenderlas, quería sobre todo esa herramienta con la que mi bisabuelo me enseño a contar hasta el número diez; con rayitas en la tierra para ir sumando las distancias. Un día sus cosas desaparecieron. Ellas no volvieron a llorar.
Mucho tiempo después, mi abuelo también murió. Mi abuelo, casi como mi padre fue uno de esos seres que pasan por la vida de uno enseñándolo todo, interpretándolo todo, contándolo todo, alegrándolo, todo. Su desaparición, literalmente, me provoco un dolor que salía desde la existencia y se tendía a la existencia como si solo ese dolor fuera posible. Hasta ese momento logre entender a mis bisabuelas. De las cosas que pasaron a mi armario, todavía conservo la mayoría y las utilizo como si me pusiera la memoria de mi abuelo en mi cotidianeidad. Y aunque pasen meses sin que saque sus tenis blancas o su abrigo verde con caperuza, sus cosas están ahí, acompañándome. Cada pedazo es alegre/triste, es cercano/distante, es mi abuelo y no lo es.
Esta historia, en especifico este cortometraje, se inspira en la vida de la menor de mis dos tías abuelas, Azucena. Ella ha asumido en este hogar de mujeres solas, el rol de ama de casa y con el tiempo el de enfermera también. Partiendo de ellas para crear a mis personajes, planteo lo difícil que es lidiar con la desaparición física de una persona contrapuesto a que un día involuntariamente, te hagan enfrentarte con el pasado y el futuro al mismo tiempo. Mis tías abuelas dado la zona geográfica en la que viven, han sido poco a poco alcanzadas por el desarrollo urbano e industrial. En Suza de alguna forma, estas mujeres logran amortiguar su dolor conservando reminiscencias de su ser querido; por eso una cerca, una cama o un sombrero en un determinado lugar les traen de vuelta a su padre. Gracias a que el progreso no respeta sentimentalismos, esos espacios van a ser desplazados, obligando sobre todo a Azucena a superar a la fuerza la muerte de su progenitor.
Para transportar al público a la intimidad de este núcleo familia, el tratamiento audiovisual va a aplicar una mezcla de tendencias cinematográficas como el neorrealismo italiano y la nueva ola francesa. Con un manejo de la luz, los movimientos de cámara y el color que tienda a la expresión antes que a la estética espero alejarme de visiones románticas costumbristas. Quiero palpar a través de una dirección de fotografía, arte y sobre todo la de actores, esas dicotomías presentes en la historia: lo rural/urbana, lo presente/pasado, el recuerdo/olvido, la costumbre/el cambio. Deseo ser fiel a la atmósfera presente en esas casas de madera que conocimos la mayoría que se crío en el campo, pero sobre todo formar una empatía visual y emocional con el trasfondo de los personajes y el desarrollo de la historia.
Mientras escribía este documento, me percate que uno de los recuerdos físicos que más valoraba de mi abuelo había sido sustraído de mis pertenencias. Por un momento regrese al día en que me entregaron esa cadena: mi abuelo acababa de sufrir un paro cardiaco, los paramédicos ya se habían ido y nos tocaba vestirlo antes de que su cuerpo empezara a descomponerse. Mi abuelo sufrió su colapso mientras se bañaba y había dejado la cadena colgada de un perchero. Yo la tome e intente ponérsela pero las personas presentes me lo impidieron, cuestiones mundanas como el saqueo de tumbas. Desde ese día la conservaba. Su ausencia me replico el dolor de la desaparición de mi abuelo, así como un montón de imágenes espontáneas de los buenos ratos que pasamos juntos. ¿Cómo no me voy a identificar con Suza? Ella que ha sorteado a la ausencia y se ha aferrado fetiches como el mío. Que se siente impotente, que no ha sido preparada para los cambios drásticos, que no es tomada en cuenta dentro de los planes gubernamentales.
Comentarios
Felicidades, y que todo salga bien en el proyecto.
Saludaso.
PD: En espera del corto.