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Voy a Explotar




Siempre existe la violencia antes de activar un mecanismo. Unos segundos de distancia, la demarcación de un limite y todo el aire de por medio. Existe en ese reino en el que nosotros mismos retiramos nuestros deseos por ser peligrosos, nuestros sueños por incansables, nuestras sensaciones por adictivas. Y es en ese lugar el que olvidamos que alguna vez quisimos hacernos viejos, cumplir con todas las reglas, llevar correctamente la corbata. Voy a Explotar, de Gerardo Naranjo es ese segundo entre dos jóvenes, es ese amor incoherente entre dos locos, es ese correr contra todo para saltar al vacío.
Gerardo Naranjo, director mexicano que ha realizado Perro Negro, Malachance y Revolución entre otras, nos entrega una obra que camina sobre la exploración de la adolescencia, su irreverencia y su incomprensión. En este transito son Román y Maru los que encuentran algo parecido al amor y deciden escapar del ahogo en que están inmersos. Son dos escapistas que hacen homenaje a otros tantos que lo han intentado: Bonnie y Clyde, Mickey y Mallory Knox, Marianne y Pierrot. Justamente en esta ultima referencia encontramos una película bastante cercana a las estéticas de la nueva ola francesa: cámara en mano, cortes bruscos en edición, voces dislocadas entre imágenes que aportan otros significados y trascienden el discurso. En este aspecto Voy a Explotar es magnifica, dura e ingeniosa.
Naranjo dice: “Román viene de una familia adinerada de políticos, y tiene ideas de subversión y anarquía, sin embargo no las lleva a las últimas consecuencias. Maru también trata de romper con lo establecido, que es aceptar cualquier ideología que se le imponga, que sea política o religiosa. Pero la rebelión tan sólo llega a la azotea de la casa.” Como un reflejo de esta historia, el largometraje mismo hacia su final parece que tampoco sale de su propia azotea. Ya sea porque no sabe que hacer con sus personajes o porque resolver la alta franja entre los jóvenes y los adultos parece imposible. Sin importarnos este bache se mantiene frasca, interesante y adictiva.
Voy a explotar desde cualquier lugar que se le mire tiene una particularidad: nos desordena. Porque un mundo sumido en el caos no puede engendrar otra cosa que caos; así como Maru escribiendo en su diario: pésele a quien le pese, caiga quien caiga.

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