En este parqueo
existen solos
otros dos automóviles.
Una luz fluorescente
protegida por una cerca de navajas
que me deja caminar
de mi puerta
a la ventanilla de cobro.
Estoy rodeado
por ese filo,
pienso.
Así es que escapo
de ese territorio
destinado a la permanencia.
Ya bajo la noche
un sudor frío
resbala por mi espalda;
las nubes
arriba
también
están quietas.
existen solos
otros dos automóviles.
Una luz fluorescente
protegida por una cerca de navajas
que me deja caminar
de mi puerta
a la ventanilla de cobro.
Estoy rodeado
por ese filo,
pienso.
Así es que escapo
de ese territorio
destinado a la permanencia.
Ya bajo la noche
un sudor frío
resbala por mi espalda;
las nubes
arriba
también
están quietas.
Comentarios