Lo había predicho
la mujer del noticiero.
Por la ventana veo como cae;
hoy por lo menos la nieve
se concreta en el suelo
palideciendo todo.
Cuando era pequeño
mi padre tenia un congelador
especial para el pescado.
En el mis hermanas jugaban
a que la nieve podía ser
posible en el trópico;
era un espacio grande
para tres niños
sorprendidos por la escarcha.
Ya me toca salir del edificio.
La nueve me cubre,
se apila sobre mis brazos,
flota en mi respiración.
Me acuerdo de mi padre,
de mi madre,
de mis hermanas.
Un gran pez salta
en mis pies
y se asfixia.
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